Nuestra casa, vuestra casa
Recuerdo que de niños jugueteábamos entre los arcos de piedra, subíamos al monte, corríamos a la playa y descansábamos en el paseo marítimo, por eso tengo en los genes esa sensación de mar y montaña, de libertad y vida. Zambullirnos en aguas cristalinas, bucear entre las rocas, recoger conchas en la orilla, saltar las olas, respirar bocanadas de aire con sabor a mar, comer la empanada recién hecha de la abuela o soñar con ser exploradores en los barcos de pesca tradicionales de nuestros padres y abuelos, … la costa es un mundo infinito.
Ahora, con la perspectiva del tiempo, hemos tomado consciencia de que vivimos en una ribera de ensueño, un sitio privilegiado intramuros donde el mar, el aire salado y el olor de los pinos estremecen los sentidos y acentúan la sensación de bienestar. Por eso, hemos decidido restaurar esta vivienda en el corazón de nuestro pueblo para albergar a personas que conecten con esta misma filosofía de vida tranquila, honesta y respetuosa con el entorno.
Dicen que tenemos de los mejores climas de España, no sabemos, lo cierto es que en verano conviene traerse una chaquetita y en invierno no te hará falta la bufanda.